Puedes verla en Movistar+ y Amazon Prime Video
E.T. se ha convertido en el vivo recuerdo de la infancia. Un recuerdo con una sintonía dulce, delicada, pero a la vez melancólica por el anhelo de los viejos tiempos. Una de las obras maestras de Steven Spielberg que sigue los compases del gran John Williams.
En 1981 Williams decidió aceptar el encargo que le había pedido Spielberg para componer la banda sonora de la película. Ya habían trabajado anteriormente en obras como “Tiburón” y cada vez su relación profesional y personal era más estrecha. Al comienzo Spielberg estaba preocupado porque el aspecto del extraterrestre no era el mejor y le atemorizaba que esto no pudiese atraer al espectador. En cambio, Williams consiguió que esta temible apariencia quedase en un segundo plano y el espectador se enamorase de la bonita y tierna relación que construyen E.T. y Elliot. Supo fusionar de una manera excepcional la aventura y el espectáculo de ciencia- ficción con un intimismo y una carga emocional muy potente. Las primeras escenas arrastran una música llena de misterio mientras que con el descubrimiento del extraterrestre la partitura da un vuelco y se convierte en una melodía dulce y melodiosa.
En la parte final de la película Williams tuvo bastantes dificultades ya que se trataban de unos minutos en los que era muy complicado sincronizar la música con la acción de la escena. Por este motivo, Spielberg tomó una decisión arriesgada pero fructuosa. Le pidió a Williams que dirigiera esos últimos quince minutos sin utilizar el montaje de la película en la pantalla del estudio, sino simplemente con su orquesta. Fue entonces cuando el director con esa pieza grabada modificó el montaje para que pudiesen coincidir con los momentos y el tono adecuado de la banda sonora.
Williams consiguió su cuarto Óscar con la película, pero a pesar de ello y de todos los reconocimientos que esta le dio. Logró que se convirtiese en su triunfo más mágico. Además, quedará en la memoria de todos aquellos que lo pudieron experimentar en 1982 y que evoca la respuesta emocional perfecta de lo que el público ansiaba como “La magia del cine de Hollywood”.
Esta historia de amistad entre un extraterrestre perdido y un niño no es más que una autobiografía ficticia del propio director, quien muestra a través de ella todas sus obsesiones y pasiones personales. Williams fue consciente de que debía dibujar con su música el peculiar universo de Spielberg. La música acompaña a los personajes como si fuera no solo uno más, sino el protagonista y consigue situarse por encima de las emotivas imágenes.
Una película que se ha quedado en el recuerdo y una banda sonora que nunca morirá en el recuerdo. Un mundo mágico que reaparecerá en los mundos de Harry Potter. Una magia que queda transcrita en partituras, en las que cada nota emociona y acompaña a cada imagen.
Escucha la BSO de E.T., el extraterrestre aquí
- Cristina Lacheta
Comments