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La banda sonora de La lista de Schindler es uno de esos elementos cinematográficos que no pasan desapercibidos. Basada en hechos reales, Spielberg tenía una ardua tarea por delante, debía contar una historia que tocaba temas muy sensibles e históricos, por lo que no es de extrañar que le pidiera ayuda a John Williams. La música de Williams es una trágica melodía que logra encapsular la esperanza y la desgracia, la muerte y el dolor, pero también la confianza en un futuro más alentador, en la dignidad del ser humano ante el sufrimiento y la capacidad de ser mejor, de aspirar a un mundo mejor.
No es de extrañar que Spielberg le confiara la música de una de sus mejores obras a Williams, compañero de armas en otras tantas películas. El tema principal que aparece en múltiples momentos a lo largo de la obra está interpretado por el violinista Itzhak Perlman. Esta pieza sufre leves alteraciones en ciertas escenas que le dan nuevos matices, por lo que mantiene esa elegancia y fluidez, pero la transforma según las necesidades de cada momento. Además, Williams no se olvida de la relevancia histórica de la película e introduce de una manera ingeniosa música tradicional de la cultura judía como Oyfn Pripetshik, una canción típica del judaísmo yiddish que habla sobre un rabino que enseña a sus alumnos el alfabeto. Esta música suena en la que puede ser una de las escenas más célebres de la historia del cine: una niña vestida con un abrigo rojo escapa de la liquidación nazi en un gueto velado de blanco y negro. Otro tema que pertenece al folclore judío es Yeroushalaim Chel Zahav, también conocido como Jersusalem de oro, que aparece al final de La lista de Schindler, al mismo tiempo que la película cambia la ficción por la realidad y los verdaderos supervivientes del Holocausto aparecen. Esta canción, aunque se considera como un segundo himno en Israel causó bastantes controversias debido a que no guarda ninguna relación con el Holocausto y al final fue reemplazada en Israel por otra canción: Halikha LeKesariya.
El trabajo de Williams es una obra de artesanía. Una música elegante que no solo engalana las escenas de un brillo especial, sino que las acompaña y dota de trasfondo. La BSO de La lista de Schindler es un compañero que está a la altura de una película que ya porta un gran mensaje: la dignidad de un solo ser humano puede prevalecer y triunfar ante la tiranía y el yugo de aquellos que deshonran el nombre de la humanidad.
Escucha la BSO de La lista de Schindler aquí
- Lucía Aparici
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